lunes, 8 de agosto de 2011

Los amigos de los bandos enemigos (borrador)

“Los campos de batalla sólo los conquistan los que han sido vencidos, el bando vencedor enseguida olvida y los desecha sin el menor miramiento. Son los que han perdido su patria o algo más que eso los que rumian cada palmo del escenario aun cuando han pasado muchos años de la contienda. No son capaces de olvidar los lugares donde se refugiaban de las balas enemigas, los pueblos que destrozaron y otros muchos detalles que vuelven a recrear una y otra vez cada uno de los palmos del terreno que sufrió las embestidas bélicas. Los vencedores sin embargo no tienen memoria, enseguida asumen como propio el nuevo contexto que han conseguido gracias a dejarlo todo patas arriba a pesar de los sacrificios necesarios. Los que pierden la guerra sobreviven más mal que bien a la penuria y a la humillación venidera, pero jamás abandonan el escenario que deja de existir una vez que los tanques, los armamentos pesados y los lamentos desaparecen entre órdenes burocráticas de los estados. Esa es la condena de los perdedores, pues sólo son capaces de sobrevivir en un pasado que los aniquiló y los borró de las condecoraciones y los actos honoríficos.





Si quiere usted que le ocurra lo mismo que a los que pierden las guerras, es mejor que se olvide de nuestro producto. El precio, desde luego, puede parecerle poco ajustado a las necesidades de su compañía, pero a buen seguro encontrará en esta inversión un nuevo impulso que le garantizará a medio plazo un sistema flexible y con perspectivas de futuro. Recuerde que si se queda en el bando perdedor, no podrá abandonar durante los próximos años la reunión que hoy estamos teniendo aquí. La visitará una y otra vez y se preguntará las razones que le impulsaron a rechazar el planteamiento que hoy le estamos ofreciendo. Sabe que puede contar con nosotros para todo lo que estime oportuno, y no caeré en la vulgaridad de decirle que lo barato suele ser caro, pues es una obviedad”.





Mateo tenía preparado siempre el mismo discurso con pequeñas variantes. La guerra, por motivos de arenga y cierta plasticidad agresiva, era el tema con el que centraba todas las presentaciones de los productos de su compañía. Sabía que vendía un sistema caro cuya utilidad estaba delimitada a los sistemas inteligentes informáticos. El era el encargado de las primeras fases de la venta del producto. Se pasaba semanas preparando una presentación antes de plantarse en la sede del cliente con todo su arsenal de palabras técnicas y presentaciones plagadas de gráficas y colores milimétricamente organizados.

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