miércoles, 5 de octubre de 2011

Backstage

Hueles a colonia como los bosques huelen a cenizas
después de la tormenta, tu mánager espera
un lleno y en el estadio no cabe un alfiler,
supones afinadas las guitarras pero no suenan,
debe de ser la tormenta electrostática de los sentimientos
capaz de ensordecer la pasión del momento.
Te asomas entre los telones rojos y ves a chicas
semidesnudas tatuadas con la fiereza de sonrisas
roqueras. Te sientes parte de ellas pero hoy
las letras son tuyas, piensas en el dinero que ganarás
esta noche y te sientes salvaje por dentro,
piensas que verás cómo sonreirás si llega la ocasión
pero Andrés dejó España el verano pasado
y estás solo ante la multitud que sabe lo difícil
que es controlar el deseo de llegar a las metas
que uno se propone. Hueles a colonia y también
a futuro, las coristas te buscan con la mirada
y la fortaleza de tu idealismo empieza a dar sus
primeros pasos. Piensas que la poesía es más
metal pesado que la música, y buscarás entre
los acordes y las melodías una sola rima que lo explique todo.
Te presentan, adjetivos que exageran, ovación
cerrada, se abre el telón, tus músicos toman el escenario,
primeros acordes, tiras la colilla al suelo,
saludas con una reverencia por si llega esa ocasión
de otro pueblo, otro teatro, otra batalla perdida
que deseas.

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