domingo, 30 de octubre de 2011

La feria llega a una ciudad y abandona el barco. Tema principal

Son suspiros a vueltas con la vida, los olores
que trascienden las ventanas de otros lugares
conocidos, mecánicas sin teorías
de asideros para sobrevivir al centro sensorial
del ánimo, llegan a una ciudad y abandonan el barco.

Son arenas sin desierto, un calor de extremidades
mutiladas, sabes que hay niños que mecen
sus esfuerzos infantiles en aquellas luces que no cesan,
a veces es temeroso el deseo de un cielo
articulado, llegan a una ciudad y abandonan el barco.

Son mecenas de ilusiones futuristas y modernismo
decadente, el aceite contaminado que fríe espermas
en descampados, sexos rancios se intuyen
primero en los altares de un jolgorio asequible al desaliento
de los sueños, llegan a una ciudad y abandonan el barco.

Quieres ser de esa clase de desplazamientos sin retorno
en cada vuelta, una peca pelirroja con fundas
dentales de terciopelo, menos que nada, hay pasarelas
de un abultado cielo diminuto, la marcha
de tortillas aceitosas, llegan a una ciudad y abandonan el barco.

Llegan a una ciudad y abandonan el barco,
una chica de ciudad en los cuatro puertos cardinales,
algo de chistorra en carromatos, de la vida
queda el naufragio, los retales que los ayuntamientos
recolectan y reparten, llegan a una ciudad y abandonan el barco.

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