viernes, 14 de octubre de 2011

Sin título

Levemente van amaneciendo automóviles
en esta rotonda iluminada, como una secuencia
de fotogramas uno se asoma a las ventanillas
de aires comprimidos, de ojos dormidos
que buscan en el trabajo atajos para la dicha.
Si te fijas, puedes tocar los sueños de los hombres
sin quemarte, sabes que no resulta fácil
la cura en el margen de las páginas en blanco.
Ahora te despiertas, posiblemente sigues
dormido pero el coche avanza y tú con
la ventanilla bajada decides tirar de nuevo los dados
y apostar a ganador,
como te enseñaron cuando no había nada que perder.

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