martes, 4 de octubre de 2011

Escupiendo editoriales (XIV)

Se rinden los poetas, los profesores de matemáticas,
las asistentas a domicilio, los camioneros
lejos de casa, se rinden los fluorescentes porque
saben que no alumbrarán para siempre,
se rinde el pescadero y los gendarmes en las calles,
también el ejecutivo con una boca femenina
en la polla, se rinde el ilusionista sin su pasado,
el que fabrica botellines de agua, se rinden
en la soledad las piedras abandonadas por la corriente,
se rinde el párroco en la sacristía, se rinde,
se rinde, se rinde el asesino mientras limpia la sangre,
el tonto del pueblo se rinde y el lenguaje de género,
se rinde el niño, se rinde el hombre que dejó
de ser niño, se rinde el que triunfa y el recolector
de manzanas, se rinden el escrito y la palabra,
los baños sucios en una madrugada de domingo
se rinden, se rinden los que no miran más allá
de algo imaginario, se rinden cuentas también
que se rinden igualmente, se rinde el que descubre
la plata imbécil de los días.

1 comentario:

  1. Rendirse es la única forma plausible de cordura: asumir que el mundo no va a someterse a nuestra caprichosa voluntad.

    ResponderEliminar