jueves, 24 de noviembre de 2011

Carta a los hijos. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

"...but I’ll know my song well before I start singin’"
Bob Dylan

Queridos míos,
no siempre las ferias se van de la ciudad,
a veces se quedan pero no vemos
los payasos, la roña entre los hierros
o la esperanza del que no puede estar parado,
resulta que hoy quiero que lo recordéis
de la manera en que un poema recuerda la tinta
o el ausente las casas repletas de gente,
creed aunque los dioses sigan siendo de mentira,
ajustad la caligrafía a los asuntos de una vida
que se escapa de las fiestas,
besad con pasión y todo se revelará aunque os
hayáis olvidado la cámara de fotos en la habitación,
deslumbrad con vuestra presencia
y haceros fuertes en las encrucijadas que no están
señalizadas, en los cruces de caminos desconocidos,
es bueno que el encuentro se produzca,
me refiero a lo que duele, a lo que os hará gozar
sin los límites que os hacen creer que existen,
el encuentro con lo sucio que no lo es, con la condena
que tendréis que pasar de largo, gozad
de vuestros cuerpos mientras los golpea violentamente
el viento de los cambios, que las yemas de vuestros
dedos sean dignas de unas huellas que no pasarán
de largo cuando la estación nuestra llegue,
quered mucho y comprad un buen paraguas
contra la tormenta, porque es dura la lluvia
que va a caer, y los feriantes siguen buscando el
sol de los veranos.

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