jueves, 17 de noviembre de 2011

Te cuentan en la infancia. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Por la cuesta suben automóviles
y ellos abandonan el barco que construimos
en nuestros astilleros de flores y símbolos,
suben a trompicones y alcanzan el semáforo
que lleva a las ferias, no se atreven
con la búsqueda de otras emociones,
crees en las señales del humo
pero nadie contesta, abandonan el barco
los naufragios planificados, sabes
de lo que hablo, vísperas de nuevos años
en Las Vegas, por ejemplo, viajes
organizados en hoteles de provincias,
de sobra captas mi lamento, habitaciones
desvirgando juguetes abandonados,
ellos abandonan el barco, si te empujo
encuentro las rimas huérfanas de versos,
no creas que estoy loco, que desvarío
en mis intentos por explicarte de qué
va esto, fíjate cariño en las antenas
parabólicas ahora que la noria para
en las alturas, ¿qué intuyes de la conquista
del cielo que no retiene prisioneros?,
me odian y se callan en esas comidas
de veinte platos, no apartes la vista
y mira cómo abandonan el barco, se gustan
en la penumbra de las grasas y los dulces,
se vuelven a casa con esos coches
que suben la cuesta para llegar hasta las ferias,
¿qué te contaron papá y mamá?, recuerdo
algo de lo triste, la dignidad y la paciencia,
que no se abandona un barco si quedan armas
disponibles para lo rebelde, lo distinto,
poder parar el mar como el tráfico se detiene
en semáforos que llevan a los puestos
de atracciones.

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