viernes, 25 de noviembre de 2011

Tutorías que comienzan. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Uno es cobarde cuando escribe
si se despista mirando la vida,
pero Spencer no desvía la atención
con facilidad, muy al contrario,
se encierra en su cuarto, busca
las hojas desperdigadas en su
escritorio, y empieza despacito
a emborronar palabras que nada
significan, luego pide la merienda
y si no le damos chocolate
se enfada, pero no aparta sus pupilas
de la mesa, y sigue emborronando
y el sentido emerge de su mal humor
que ha heredado de su padre,
y de repente nos habla del instituto
siempre que encuentra las palabras
precisas, algo de su chica conocemos
porque siempre nos lee lo que escribe
una vez que está satisfecho con el resultado,
es verdad, profesora,
que llora al hacerlo,
no miente si le cuenta eso,
¿qué quiere que hagamos
nosotros?, a veces se pone serio
y sonríe a la vez que se arregla el cuello de la camisa,
se pone guapo para decirnos que nos quiere,
que odia las clases y la mierda que imparten
ustedes, que suspende la asignatura
porque encuentra en ellas los desencuentros
que representan, y me da cierto apuro
decirle que se acostaría con usted si le diera la oportunidad,
que la pondría a cuatro patas sin dudarlo,
nos gusta que nuestro hijo escriba sin la cobardía
que atesora usted cuando le mira el paquete, le toca
las manos, le suspende y le encierra en el despacho,
le mira a los ojos y le dice entre arrumacos
que se ven de nuevo en septiembre.

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