lunes, 25 de junio de 2012

Diario de un cubo de basura.

Al ruso le han mirado el oído en el centro ambulatorio. Al ruso le han felicitado, todo en orden, los cuidados en casa han mejorado, siente que un aire puro anega la violencia y la realidad de la dureza. Al ruso le puede el gesto serio, la sonrisa inexistente en los recovecos de su pausa. Al ruso hay que hacerle hablar, que escupa realidad y no se corte, pero entendemos que es complicado. Al ruso hay que besarle aunque no lo sienta. Al ruso hay que curarle las heridas aunque no las muestre. Al ruso hay que hacerle entender que hay una negra capaz de mirar a través de sus ojos. A esa negrita hay que enseñarla los colores. A esa negrita hay que dejarle observar el caos emocional de estas afueras. A esa negrita hay que excomulgarla de los días grises. A esa negrita y a ese ruso, a ese ruso y a esa negrita, hay que evitarles el recuento de los días que pasan y nada dejan  reseñable en sus cicatrices. Al ruso le han mirado el oído en el centro ambulatorio, y estamos contentos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario