sábado, 23 de junio de 2012

Diaro de un cubo de basura

Los aviones no son para los ejecutivos, tampoco para los turistas, aunque las estadísticas así lo indiquen y refuercen. Los aviones no son para el personal de abordo, ni tampoco lo son para los futbolistas ni altos cargos ministeriales. Los aviones no son, desde luego, para los huidos de la justicia, no son para los comandantes, los aviones no pertenecen a nadie. Si acaso, los aviones son esclavos de los que esperan, de niños en una huida hacia adelante, niños que conquistan un aeropuerto sin un solo concepto asimilado de economía, desconociendo el concepto de “rescate”,de “prima de riesgo”, pero conquistan un puñado de gente que espera, que algunos les llaman padres de acogida, otros papás españoles, conquistan mucha realidad que no se cuenta. Un negro besando a un niño ario, un niño ario acariciando la tez negra que se esconde en una realidad que no se cuenta, que no interesa. Niños de aquí, de casa, que esperan a otro niño sin saber su origen, entendiendo a medias lo que la realidad esconde. Es un diario de un cubo de basura, donde todo cabe si lo miras fijamente, donde todo cabe y donde todo se entiende si eres capaz de fijarte. De cara al campo de batalla, somos unos valientes sin armas ni armaduras, dispuestos a negar la mayor que a fuego nos marcan desde los inicios de una educación equivocada.

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