miércoles, 13 de junio de 2012

Son estadios los llenos que me gustan,


que no quepa un alfiler en el cesto de los sueños,

una receta amarga en el postre de la noche,

deberes en rojo anotados igual que esta vida

que a todas horas se equivoca.

El murmullo del grifo en los baños,

ausencias terminales del cáncer de un nombre,

de una cara, de un amor.

Son estadios llenos que me gusta ver,

atado a la butaca de la espera,

ardiendo en Dylans con callejones sin salida

a altas horas de este ocaso.

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