domingo, 25 de septiembre de 2011

Escupiendo Editoriales (VI)

Owen
Las estanterías repletas de libros
son las ventanas abiertas de una casa
de campo donde la infancia alguna vez
tuvo su sitio. Dime dónde los quinceañeros
dejaron el rastro
de un amor, de una esperanza imberbe,
toda esa mezcla de las altas voces
de madrugada
y de aspiraciones a conquistar pelos
lacios y rubios de verbenas.
Son la ventana donde hoy me postro
en esta tarde cercana al estío,
negras como tú cuando las estanterías
estaban vacías y despertabas de tu sueño.
Eras firme ante los cambiantes vientos
del inicio de un verano, de promesas
rotas como la canción primera
que compuse, estabas en el cuarto
de invitados y eras un extraño
y nosotros unos niños.
Sabes que el recuerdo campa a sus anchas
y de repente ofende con la luz
de otra manera a como lució
en esos patios de provincias con balones
y siestas que a partes iguales
nos enseñaron dónde las razas empiezan
y terminan. Dejaste unos versos
que son hoy presente en nuestro
olvido, y llamadas puntuales
que escalofrían los peldaños
de la escalera que seguimos escalando.
Y luego las terrazas, las risotadas
postreras, la tristeza
cuando la alegría nos traslada
a tus pelos indomables y tu estante
reservado por si vuelves.

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