martes, 6 de septiembre de 2011

Prueba

El horizonte ceniza es una china que se ríe en un funeral,
es el móvil que agota la batería en silencio,
lo son los asesinos en serie que buscan respuestas,
es el lapicero que se apiada de las gomas de borrar,
el encuentro del padre con los hijos que crecen,
es el hilo telefónico que baja la tarifa.

El horizonte ceniza es el vuelva usted mañana a ningún lado,
es la historia que se quedó en la literatura,
también lo que uno recuerda cuando quiere el olvido,
es la tiniebla de un mar en calma,
como supondrás es la licencia de obras de los sin techo
y por supuesto la sangre contaminada del enfermo
que nunca muere.
Los horizontes ceniza son los trenes de la noche de Goytisolo,
la vida de Sanchez Rosillo en las paredes de un cuarto adolescente,
la palabra que busca su hueco en los cubos de basura,
si te fijas es el tenedor en el lavavajillas dispuesto a la purga,
lo cotidiano del amante y lo extraordinario del solitario ardor
guerrero del necesitado.

Los horizontes son todo esto, y mucho más, y serán mesas vacías,
orlas del pasado en paredes del presente, blancos y negros, colores
sepias de pega, lutos en fiestas de Ibiza, claroscuros pictóricos
partiendo de la nada a mi recuerdo.

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