jueves, 22 de septiembre de 2011

Escupiendo Editoriales (V)

Los puentes de diseño no llevan a ninguna parte,
lo sabes pero no lo dices
porque prefieres el vocablo inglés
que hace elegante la queja, pero te creo
hoy entre botellas de cerveza
y zarzaparrilla.
No quitas ojo al viejo de la mesa del fondo
bajo la foto de la ciudad incendiada,
es lo blanco, dices, de las cimas del tiempo,
y nos reímos.
A veces, es cierto, te pones serio
y no quieres saber nada de lo nuestro
que no somos nosotros. El viejo con
su blues, al final lo anglosajón
en tu mirada sigue intacto, hace ovillos
al son del tintineo de los vasos,
supongo que los vasos vacíos son mares
esperando un tsunami, y así
te lo digo secretamente al oído. Te ríes
y te recuestas sobre la mesa
marmórea y manchas las coderas con tiempos
de universidad y juegos de cartas.
Los puentes de diseño no llevan a ninguna parte,
ni tan siquiera a este bar de las afueras
donde se emborracha lo que pasa y se aleja,
y nos llama por el nombre.

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