jueves, 8 de septiembre de 2011

Tuve un hijo...

Tuve un hijo que era un horizonte ceniza, se preocupaba por la esencia de las cosas, husmeaba sin desaliento hasta encontrar las respuestas, de vez en cuando flaqueaba y quería hacerse un hombre, crecer y afrontar con independencia su destino, intentaba hacerse un hueco en los lugares más insólitos, en las orillas, en los picos de las montañas y un buen día incluso llegó a tocar los lindes del cielo. Entonces se reconoció justo donde el cielo y el mar comulgan, y se sintió de repente un extraño, un invasor de un territorio que no le pertenecía, un horizonte que aún estaba buscando sus cenizas.

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